La constitución de 1860, que rigió 60 de los 190 años de nuestra vida republicana, señalaba como requisitos para ser congresistas el ser varón, mayor de 21 años y con una cantidad considerable de tierras. Pocos hombres cumplían con estas exigencias –casi todos radicaban en lima-. Por tanto, la representatividad en provincias era prácticamente nula.
Estos requisitos serían impensables hoy en día. La teoría de que el congreso represente el sentir de las personas que viven en las actuales regiones es una idea novedosa pero que inspira los valores republicanos y democráticos del Perú que todos queremos. La idea es simple: que los habitantes elijan entre sus paisanos a los que consideren que mejor pueden representarlos en el Congreso. Y que una vez elegidos, éstos hagan valer sus derechos e intereses.
Esta idea, tan sencilla como básica, no es entendida por el congreso actual. Se razona a la inversa. Para el Presidente del Congreso, Daniel Abugattas, el parlamento debe acercarse a las regiones para escuchar sus demandas, y por tal motivo, debe viajar a Ica para conocer la realidad local y expedir leyes acordes con la región.
Esta propuesta es equivocada por varias razones. Aquí solo resumo algunas observaciones.
Primero, la premisa de que para emitir leyes concordantes con la realidad local se debe sesionar en el lugar para el que se va legislar, no es cierta. Si ese fuese el razonamiento, los Estados Partes del Acuerdo sobre las actividades en la Luna y otros cuerpos celestes, de 5 de diciembre de 1979, debieron reunirse en dicho satélite para suscribir dicho pacto. O los que elaboraron el Tratado Antártico, de 1 de diciembre de 1959, debieron permanecer ahí durante el periodo de formación del acuerdo internacional.
Segundo, el congreso no está conformado solamente por representantes de la capital. De los 130 congresistas solo 60 representan a lima. Es decir, está conformado mayoritariamente por representantes de provincias. El congreso se creó con la idea que estos representantes llevan “la voz” de sus provincias. No al revés. La falta de representatividad no se soluciona yendo a sesionar a las regiones. Sino, eligiendo mejores representante al Congreso.
Tercero, la agenda legislativa a tratar en Ica puede analizarse sin mayor problema en Lima. A saber, el Proyecto de Ley Nº 137 que declara de interés nacional y preferente atención la formalización la propiedad inmueble en la Región Ica, afectadas por los terremotos de 1996 y 2007; y el Proyecto de Ley Nº 124, que declara de necesidad pública e interés nacional la creación e implementación de la Universidad Nacional de Tecnología de Chincha. Me pregunto: ¿se necesita un pleno descentralizado para emitir estas declaraciones? ¿Es necesario destinar recursos logísticos, monetarios y humanos a Ica para tales fines? Considero que no.
Cuarto, el Congreso ya tiene una Oficina Descentralizada para atender las demandas de las regiones. ¿Por qué no se repotencia dicha oficina para mejorar y ampliar el servicio que brinda? ¿O es que acaso una tarea técnica trae menos flashes que instalar un pleno en provincia?
Mi opinión es que realizar un pleno descentralizado es una muestra de figuretismo innecesario e improductivo del Congreso. Es un intento frívolo de mejorar su imagen ante la opinión pública.
Y lo que es peor, nuestros padres de la patria creen fielmente que los que viven en provincia aceptan como válida sus intensiones y aplauden su traslado. Cuando no se dan cuenta que su representatividad no mejora con viajes en Soyus, sino con que se cumplan las promesas electorales.